El ciclo socialista parece haber llegado a su fin en Portugal. Los electores, según los sondeos a pie de urna, han apostado por el cambio que representaba el proyecto encabezado por Luís Montenegro, candidato de la coalición Alianza Democrática (AD), en las elecciones de este domingo. Después de nueve años, la derecha podría recuperar el poder que perdió en 2015, cuando el socialista António Costa se alió con otras fuerzas de izquierda para presentar una moción de censura contra el conservador Pedro Passos Coelho. Con estos datos provisionales, Montenegro habría recibido entre el 29% y el 33% de los votos frente a una horquilla de entre el 25% y el 29% de su principal rival, el socialista Pedro Nuno Santos. La proyección de estos datos, según la encuesta de la Universidad Católica para la RTP, se traducirían en un reparto de escaños que daría entre 83 y 91 para AD mientras que el Partido Socialista (PS) tendrían entre 69 y 77 diputados. Las elecciones se anticiparon dos años debido a la dimisión del primer ministro Costa el pasado 7 de noviembre tras verse envuelto en una investigación judicial sobre irregularidades en proyectos empresariales.
Chega consolida su espacio como tercera fuerza parlamentaria, ya que podría crecer de los 12 parlamentarios actuales hasta un mínimo de 40 y un máximo de 46. Su porcentaje de apoyo rondaría entre el 14% y el 17%, frente al 7% que había obtenido en 2022. Esta subida le confirma como un partido político de crecimiento vertiginoso, en línea con los mejores escenarios que le habían augurado las encuestas durante la campaña. El aumento, sin embargo, podría ser frustrante para André Ventura, su líder, si no logra su objetivo de entrar en el Gobierno. Sus votos proceden de electores decepcionados de otros partidos, desde la derecha a la izquierda, y también de nuevos votantes.
En la izquierda ha recuperado una pequeña parte del terreno que había perdido en 2022 el Bloco de Esquerda, que se presentaban a las urnas con la nueva candidatura de la economista Mariana Mortágua. La proyección le da entre cinco y siete diputados. Hace dos años había alcanzado los cinco escaños. El gran triunfador en la izquierda es el líder de Livre, Rui Tavares, que podría crecer de uno a entre cuatro y seis parlamentarios, que le permitirían formar grupo parlamentario. El Partido Comunista Portugués, que se presentaba por primera vez con Paulo Raimundo, sigue avanzando hacia la marginalidad y cae de los seis actuales a la mitad.
Si la victoria de Montenegro parece clara para las encuestas, la gobernabilidad se presenta más complicada, teniendo en cuenta que el líder del Partido Social Demócrata (PSD) ha reiterado que no abrirá la puerta a Chega, el partido de la ultraderecha. Con los datos provisionales de los sondeos, la coalición de Montenegro no llegaría a la mayoría absoluta entre sus diputados y los de Iniciativa Liberal (IL), un pacto para el que se han mostrado disponibles ambas formaciones antes incluso de la campaña. Montenegro y el líder de IL, Rui Rocha, almorzaron juntos hace unos meses para exteriorizar su voluntad de llegar a acuerdos poselectorales.
En las elecciones anticipadas de 2022, los socialistas aventajaron en más de 700.000 votos al PSD y alcanzaron una mayoría absoluta que ninguna encuesta anticipó. En aquella ocasión, la caída del PSD benefició a nuevas fuerzas que habían nacido a su derecha como Chega e Iniciativa Liberal, que pasaron de tener un solo diputado en 2019 a convertirse en tercera y cuarta fuerzas parlamentarias.
En la Asamblea de la República se eligen 230 diputados, lo que sitúa la mayoría absoluta en 116. Sin los escaños de Chega, Montenegro no dispone de una mayoría holgada lo que le obligará a negociar presupuestos y leyes con la oposición. Durante el debate electoral, Santos anunció que no pensaba presentar una moción de censura contra su rival en el caso de Montenegro recibiese más votos, aunque eso no significa que la gobernabilidad esté garantizada. De los resultados de este domingo podría derivarse una situación de inestabilidad política que obligue a anticipar de nuevo los comicios, el escenario que más preocupa al presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, que ha alertado sobre el riesgo de que el país entre en un ciclo de inestabilidad con frecuentes convocatorias electorales.
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En las 16 ocasiones anteriores en que se han celebrado elecciones legislativas en Portugal desde la llegada de la democracia, el bloque de la izquierda ha dominado más a menudo la Asamblea de la República que el de la derecha. En diez legislaturas hubo una hegemonía de izquierdas frente a seis de la derecha. Desde 2015, cuando el socialista António Costa desbancó con una moción de censura al primer ministro conservador Pedro Passos Coelho que había ganado las elecciones sin mayoría absoluta, el Partido Social Demócrata ha vivido significativos retrocesos, que coincidieron con el liderazgo de Rui Rio. El declive de la formación se produjo al tiempo que surgían nuevas fuerzas que competían por su electorado con discursos más radicales, como la ultraderechista Chega o Iniciativa Liberal.
Con el resultado de este domingo, la izquierda pierde más terreno en Europa, donde Portugal era visto como un bastión socialista. La inesperada crisis política de noviembre, sin embargo, se llevó por delante la mayoría absoluta que había conseguido Costa en 2022 y ha cerrado el ciclo que él mismo había abierto en 2015.
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