Los goles en propia puerta también sirven para ganar aquellos partidos en que los delanteros no encuentran la portería por más empeño que pongan centrocampistas tan lúcidos y completos como Fermín. A rescate del Barça acudió nada más y nada menos que Sergio Ramos, que embocó en el arco de su compañero Nyland un cabezazo de Lamine Yamal que más pareció una dejada que un remate después de un muy buen centro de Ferran. La falta de contundencia retrasó la victoria azulgrana en su fuerte de Montjuïc. El Estadio Olímpico resulta de momento terapéutico para el Barcelona después de salidas tan fatigosas como las de Getafe y Mallorca. Los azulgrana se reencontraron con la victoria y también con el 1-0, aquel resultado hasta 11 veces repetido en la pasada Liga, anoche un marcador mezquino si se tiene en cuenta la apuesta y el fútbol atrevido del equipo de Xavi. El Barcelona, además, también se defendió mejor y al Sevilla le faltó tiempo y un ariete como En-Nesyri.
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